Alcohol
El alcohol etílico o etanol es tóxico para la mayoría de tejidos del organismo, su consumo crónico y excesivo se ha asociado al desarrollo del síndrome de dependencia
alcohólica, mejor conocido como alcoholismo; esta enfermedad va acompañada de
numerosas consecuencias a nivel sistémico, tanto inflamatorias como degenerativas,
provocando el deterioro gradual de diversos órganos, siendo un factor de riesgo para
la aparición de enfermedades incapacitantes y muerte prematura. Diversas investigaciones científicas han constatado que cuanto más tiempo y cantidad de alcohol se ingiera, mayores serán los daños físicos adversos; sin embargo, los problemas médicos
no surgen de forma inmediata sino después de varios años de consumo, por ejemplo,
el daño hepático, pancreático o cardíaco no ocurre sin enviar algunos síntomas previos.
El alcohol, ya sea producto de la fermentación o procedente de la destilación, es
un depresor de la transmisión nerviosa en el SNC, con presencia de tolerancia cruzada
con otras sustancias; éste se absorbe con rapidez en el tubo digestivo, en mayor proporción en el intestino delgado y el colon (80 por ciento) y el resto en el estómago
(20 por ciento), lo cual ocurre de forma muy lenta debido a la presencia de alimento;
la molécula del alcohol es hidrosoluble en proporción variable y se distribuye homogéneamente por tejidos y líquidos corporales, llegando a tener altas concentraciones
en sangre, asimismo, su composición le permite atravesar la barrera hematoencefálica y placentaria, estableciéndose la concentración máxima en sangre entre los 30 y
90 minutos seguidos de la ingesta.
Se metaboliza por oxidación hepática en un 90-98 por ciento, puede ser eliminado sin metabolizar en un 2 a 10 por ciento por vías accesorias como el riñón, el pulmón y el sudor. La mayor parte del alcohol se transforma en acetaldehído por acción
de la enzima alcohol-deshidrogenasa (ADH), responsable del 90-95 por ciento de la
oxidación del etanol y el tiempo necesario para eliminar esta droga del organismo
puede calcularse tomando como promedio una eliminación de 0,15 gr. /l por hora
(alcoholemia).
Desde el punto de vista psicopatológico, lo más relevante son los cambios conductuales que aparecen tras beber alcohol, expresadas clínicamente en síntomas y
signos los cuales se agrupan en tres categorías:
1. Hiperexcitabilidad del sistema nervioso central,
2. Hiperexcitabilidad del sistema nervioso autónomo y
3. Alteraciones cognitivas.
Síndrome de Intoxicación
La Intoxicación Etílica Aguda (IEA) es el trastorno orgánico inducido por alcohol más
común y la intoxicación aguda más frecuente; el efecto neurotóxico aparece en individuos no habituados con alcoholemias de 0,5mg/l. Las personas con tolerancia por uso
continuo o habitual mantienen conductas normales con tasas de alcoholemia mucho
más altas.
Cálculo del consumo de alcohol
1. Graduación alcohólica
Es el contenido de alcohol en gramos en 100 ml. de la bebida, y se expresa en grados Gay-Lusaac (°G.L.), o en
porcentaje de alcohol (% Alc. Vol.)
2. Determinación del total de alcohol consumido (en gramos)
Para principios de conversión, la OMS señala que el equivalente de 1 ml. de alcohol es de 0.79 gramos. Para determinar el consumo de alcohol total en gramos se debe realizar la siguiente operación:
Gramos de alcohol= (cantidad ingerida en ml) x (Grados de alcohol x 0.1) x (0.79)
3. Unidad de bebida estandar ( UBE )
Medidas inmediatas
Ante un paciente con intoxicación aguda es necesario descartar la posibilidad de que
sea causada por el uso de más de una sustancia, incluyendo a los psicofármacos, valorando como sigue:
- Riesgo vital
- Nivel de conciencia y existencia de contusiones
- Lesiones externas e internas
- Agitación y auto o heteroagresividad
- Síntomas de tipo delirante o alucinatorio
- Grado y tipo de intoxicación
- Función cardiorespiratoria
- Exploración neurológica básica
- Complicaciones: hipoglucemia, deshidratación, fiebre, descompensación de otras
patologías (diabetes, hipertensión, insuficiencia respiratoria), rabdomiólisis,
broncoaspiración, hemorragias digestivas, etc
- En mujeres en edad fértil, considerar la posibilidad de embarazo
Tratamiento farmacológico
Medidas generales de soporte:
Deberán estar aislados con pocos estímulos externos.
- Proteger la vía aérea y prevenir la broncoaspiración.
- Intubar y asistir ventilatoriamente en caso necesario.
- Corregir hipotermia con calentamiento progresivo.
- Hidratar con Solución Salina Normal (0,9%) y añadir dextrosa en agua destilada
(DAD) al 10% en caso de embriaguez grado III o mayor e hipoglicemia confirmada.
- Manejar la acidosis con rehidratación y bicarbonato de sodio en dosis de 0,5-1
mEq por kg de peso, en caso de profunda depresión del estado de conciencia
e hipotensión persistente a pesar de la rehidratación
.
- Hemodiálisis en pacientes con embriaguez severa, si no son alcohólicos crónicos.
- Los diuréticos no ofrecen utilidad para aumentar la eliminación, por el contrario, aumentan la deshidratación del paciente.
Intoxicación leve: Si se trata de una intoxicación leve o moderada, la mejor opción es
realizar la desintoxicación de forma ambulatoria y no requiere ningún tipo de tratamiento, salvo reposo; sin embargo, está contraindicada en pacientes con:
- Síntomas confusionales-alucinatorios o con historia previa de delirium tremens.
- Historia de crisis convulsivas.
- Estados de desnutrición, presencia de vómitos o diarrea severa.
- Existencia de riesgo suicida
.
- Ambiente familiar que no lo apoye y es probable que no acuda a las revisiones
.
- Presencia de un episodio agudo de una enfermedad psiquiátrica comórbida.
- Presencia de enfermedad física severa (cirrosis).
- Abuso de múltiples sustancias tóxicas.
- Fracaso en intentos previos de desintoxicación ambulatoria.
Cuando se presenta agitación psicomotora con presencia de agresividad, se requiere
tratamiento urgente, siendo necesaria la sedación, sugiriendo fármacos antipsicóticos
a dosis sedantes.
1. Sedación:
– Haloperidol 5 mg I.M. c/8 h.
– Clorpromacina 25 mg I.M. c/8 h
.
– Levomepromacina 25 mg I.M. c/8 h.
La recomendación usual es combinar el haloperidol con cualquiera de los
otros dos a dosis respuesta
2. Vitaminoterapia:
Aunque no existe evidencia científica acerca de que las vitaminas tengan
algún efecto sobre el cuadro de intoxicación o de abstinencia, se recomienda la administración de tiamina en todos los casos para prevenir la posible
aparición de encefalopatía de Wernicke-Korsakoff y demás sintomatología
degenerativa del sistema nervioso por deficiencia de ésta vitamina. Se sugiere el uso de solución ámpulas a dosis de 100 a 300 mg/24hr. I.M.
Síndrome de abstinencia
El Síndrome de Abstinencia del Alcohol (SAA) se caracteriza por la presencia de hiperactividad vegetativa como temblor, sudoración, taquicardia, hipertensión arterial,
náusea, vómito, ansiedad, irritabilidad, inquietud, insomnio y deseo imperioso de in-
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gerir alcohol. En pacientes con abstinencia severa es factible que se presenten crisis
convulsivas generalizadas, así como alteraciones de la sensopercepción que pueden
ir desde ilusiones a estados alucinatorios que ponen en riesgo la vida del paciente,
como en el caso de los estados confusionales conocido como Delirium Tremens, el cual
cursa con agitación psicomotora y que si no es correctamente tratado puede conducir a la muerte, sobre todo cuando el paciente presenta otros trastornos orgánicos
concomitantes como traumatismo cráneo-encefálico, hemorragia cerebral, neumonía, graves alteraciones hidroelectrolíticas, etc
Las principales manifestaciones clínicas del síndrome de abstinencia se presentan entre las 24 y 48 horas después de la ingesta de alcohol
Los síntomas aparecen con relación al desequilibrio homeostático intracerebral
provocado por la supresión brusca del efecto del alcohol, el cual está asociado a cambios en una amplia gama de neurotransmisores; de forma especial quedan afectados
los circuitos relacionados con el sistema gabaérgico y glutamatérgico, lo que desencadena un estado de hiperactividad glutamatérgica y, a su vez, justifica la utilización
de las benzodiacepinas.
El Delirium Tremens, también conocido como “delirio alcohólico”, es la principal complicación del síndrome de abstinencia; es de aparición variable, tarda varios días
en iniciar y suele durar entre tres y cinco días; es una psicosis orgánica caracterizada
por un estado tóxico-confusional acompañado de trastornos somáticos, de curso
grave, con riesgo de muerte por desequilibrio hidroelectrolítico, arritmias cardiacas,
infecciones concomitantes, etc. Típico de este cuadro son las alucinaciones auditivas y
visuales de animales amenazantes (Zoopsias), entre los más frecuentes son los insectos, provocando una sensación terrorífica, lo que ocasiona conductas defensivas y en
ocasiones agresivas. Es importante destacar que los pacientes se percatan de la irrealidad de la situación que experimentan, por lo que aumenta aún más su ansiedad; en
consecuencia se ha reportado una alta incidencia de mortalidad durante estas crisis.
El principal objetivo del tratamiento es el de controlar o disminuir los síntomas de
abstinencia, prevenir la aparición de complicaciones como el Delirium Tremens y las
crisis convulsivas, entre otras; de ahí que el tratamiento será siempre sintomático y
se basará principalmente en controlar factores ambientales, factores médicos como el desequilibrio hidroelectrolítico, enfermedades médicas intercurrentes y la posible
comorbilidad psiquiátrica, con la finalidad de evitar el desarrollo y evolución hacia un
SAA grave.
Las benzodiacepinas constituyen el tratamiento de primera elección para controlar la ansiedad y demás síntomas provocados por la abstinencia alcohólica, estos
fármacos pueden ser administrados durante los cinco días subsecuentes al abandono
del alcohol. En dosis proporcionales a la gravedad del síndrome de abstinencia reducen el malestar y las complicaciones, incluidas las crisis convulsivas y el delirio.
Las benzodiacepinas de acción prolongada como el diazepam son preferibles a las de acción corta:
Diazepam: aunque la benzodiacepina es uno de los tranquilizantes que se
asocia con frecuencia a provocar problemas de dependencia e intoxicaciones severas cuando se mezcla con alcohol, es el fármaco de primera elección para el control del SSA y preferentemente se debe utilizar en pacientes hospitalizados con infraestructura necesaria para atender emergencias,
especialmente si hay riesgo de crisis convulsivas; la dosis recomendada
va de 10 a 20 mg I.M. y en casos severos se puede prescribir a dosis más
alta, por ejemplo 20 mg cada una o dos horas hasta que el paciente esté
tranquilo y levemente sedado, reduciendo la dosis en forma progresiva y
de acuerdo con la evolución de cada caso en particular a lo largo de cuatro
a siete días siguientes.
– Clorazepato dipotásico: está recomendado en los tratamientos ambulatorios dado que su potencial de abuso es menor; se indica una dosis de 15-
200 mg/24 h., empezando con cuatro tomas al día.
clorazepato dipotásico
Alprazolam: no es una droga de primera elección por tener una vida media
corta, razón por la cual se tiene que utilizar mayores dosis y con más frecuencia; sin embargo, su uso en casos particulares se recomienda a dosis
de 2 mg cada seis horas
Alprazolam
Baclofeno: es un fármaco que ha demostrado mejorar los síntomas del SAA,
reduciendo el craving y la ansiedad en los individuos alcohólicos. La dosis recomendada contempla un amplio rango, el cual
50
puede ir de 30 a 150 mg/24 horas, de acuerdo a la valoración de cada caso
en particular. El tratamiento se puede utilizar por espacio de dos a cuatro
semanas, aunque algunos estudios lo han sugerido como tratamiento de mantenimiento.
baclofeno
Tratamiento del Delirium Tremens
Este trastorno requiere de atención en el menor tiempo posible y en un servicio de
urgencias. El paciente deberá estar vigilado de forma estrecha controlando signos vitales, previniendo accidentes y lesiones por el riesgo de agitación psicomotora que
acompaña a este cuadro clínico o bien, los estados confusionales que pudieran progresar a estados de estupor, depresión de la respiración central y/o broncoaspiración
que pudiera causarle la muerte. Es muy probable que necesite sujeción mecánica debido al estado de agitación psicomotriz; deberá canalizarse una vía parenteral ante la
necesidad de rehidratar y del manejo farmacológico por vía intravenosa, contemplando la sedación y la vitaminoterapia.
Como parte de las complicaciones, el paciente puede tener alucinaciones auditivas
durante un tiempo prolongado y desarrollar un cuadro clínico similar a la esquizofrenia.
Crisis convulsivas
Entre 10 y 25 por ciento de los pacientes alcohólicos presentan crisis convulsivas generalizadas en las primeras 48 horas de abstinencia alcohólica.
- Las pautas de desintoxicación con benzodiacepinas pueden prevenir la aparición de crisis comiciales, además de apoyar al tratamiento agudo de las
mismas.
- No se recomienda la utilización rutinaria de benzodiacepinas como profilaxis
de crisis comiciales en pacientes con síndrome de abstinencia sin antecedentes de epilepsia, ni tampoco para tratamiento prolongado en pacientes con
una crisis única.
- No existe evidencia suficiente para recomendar la fenitoína como tratamiento
de crisis comiciales relacionadas con el alcoholismo o con la abstinencia
Síndrome de dependencia
La dependencia del alcohol se manifiesta como un conjunto de síntomas cognitivos,
conductuales y fisiológicos, diagnosticado a través de los siguientes criterios :
- Deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir alcohol.
- Dificultad para controlar el consumo de alcohol, bien para controlar el inicio de consumo, para
poder terminarlo o para controlar la cantidad consumida.
- Síntomas somáticos de un sindrome de abstinencia cuando el consumo de alcohol se reduzca o cese, o
consumo de alcohol con la intención de aliviar o evitar los síntomas de abstinencia
- Tolerancia, de tal manera que se requiere un aumento progresivo de la dosis de alcohol para
conseguir los mismos efectos que originalmente producían dosis más baja
- Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones a causa del consumo de alcohol.
- Persistencia en el consumo de alcohol a pesar de sus evidentes consecuencias perjudiciales.
Un signo particular del alcoholismo son los periodos de amnesia con alteración profunda de la memoria y de la conciencia que puede durar desde algunos momentos
hasta varios días, por ejemplo, el usuario de estas sustancias pudo haber estado interactuando con sus amigos durante toda una noche y al día siguiente no recordar nada.
Tratamiento farmacológico
Comienza con una primera fase de desintoxicación, la cual consiste básicamente en la
supresión total del consumo de alcohol de forma ambulatoria u hospitalaria, de acuerdo con las características del paciente, continuando con la fase de deshabituación, con el objetivo de prevenir las recaídas; esta fase suele ser la más compleja y durar
entre uno y dos años, en los se debe tener control médico y contención (reeducación
psicológica).
A todos los pacientes con dependencia del alcohol de larga evolución y con signos de desnutrición se les deben aportar:
- Complejo vitamínico B.
- Si los niveles de ácido fólico fuesen bajos se debe añadir también al procedimiento.
El tratamiento deberá combinar varias medidas aplicando protocolos farmacológicos
y abordajes psicosociales en un entorno altamente especializado en adicciones y cuya
meta final deberá contemplar tanto la abstinencia sostenida como la recuperación
integral del paciente, a través de la rehabilitación y la reinserción social.
a) Fármacos aversivos o interdictores
Disulfiram
Este medicamento inhibe la enzima hepática Aldehido Deshidrogenasa, bloqueando
el metabolismo del alcohol en el estado de acetaldehído; este último se acumula en el
organismo y provoca una reacción tóxica conocida como Efecto Antabús, que se manifiesta clínicamente por:
Signos
- Enrojecimiento facial excesivo
- Taquicardia
- Arritmias
- Hipotensión arterial
- Taquipnea
- Dificultad respiratoria
- Colapso cardiorespiratorio
- Diaforesis
- Sequedad de mucosas
Síntomas
- Palpitaciones en la cabeza y cuello
- Cefalea
- Náuseas
- Debilidad
- Sensación subjetiva de calor
- Visión borrosa
- Dolor torácico
- Agitación psicomotora
- Ansiedad
La reacción suele empezar de 10 a 30 minutos después de consumir alcohol y dura
varias horas y puede ser peligrosa para pacientes con las siguientes patologías: insuficiencia hepática o renal, insuficiencia respiratoria, hipertensión, diabetes, etc. Este
fármaco está totalmente contraindicado en personas que sufren psicosis, enfermedad
cardiovascular o cerebrovascular, epilepsia o durante el embarazo.
El Disulfiram se administra por vía oral en dosis de 250 - 500 mg. /24h, uno o dos
comprimidos / 24 horas en una sola toma, inicia el efecto a las 12 horas de haberlo
tomado. Dado que el bloqueo enzimático que produce es más persistente, su efecto
farmacológico puede seguir disuadiendo al paciente sobre la posibilidad de beber
alcohol durante los días siguientes a la suspensión del fármaco, la evidencia clínica
señala que cuando se toma todos los días su efecto puede persistir durante siete días
o incluso más después de la última toma, pero depende de la constancia de cada
paciente. El tratamiento con este medicamento se recomienda por un periodo de 12
meses, acompañado de terapias psicológicas.
Los efectos secundarios más frecuentes son letargia, fatiga, vómitos, halitosis y
sabor desagradable, impotencia y, en ocasiones, dificultad para respirar.
b) Fármacos contra la compulsión a beber y la pérdida de control (anticraving)
El alcohol, igual que otras drogas, actúa sobre el sistema de recompensa aumentando
la actividad dopaminérgica en el núcleo accumbens, lo que da lugar al refuerzo y al
efecto de sensibilización, por el cual en las primeras tomas se produce un aumento del
deseo de seguir consumiendo y por consiguiente la dificultad para controlar el deseo.
En estos fenómenos aparecen implicados los sistemas dopaminérgico, serotoninérgico, gabaérgico, opioide y glutamatérgico N-Metil-D-Aspartato (NMDA
Naltrexona
Este medicamento se encuentra dentro de los más utilizados siendo un antagonista
opioide, el cual se desarrolló para prevenir las recaídas en pacientes que habían completado una desintoxicación de opiáceos, bloqueando los receptores opioides Mu,
Kappa y Delta.
Este antagonismo opioide bloquea los efectos reforzadores del alcohol mediados por receptores opioides en los circuitos motivacionales cerebrales; este fármaco
ha demostrado ser eficiente durante la fase de deshabituación alcohólica, evitando
las recaídas y, de esta forma, reforzando la abstinencia a largo plazo; su mecanismo
de acción es bloquear el efecto reforzador del alcohol tras su consumo, lo que causa
que los pequeños consumos de alcohol durante el tratamiento de deshabituación
pierdan su capacidad de refuerzo y la conducta de consumo termine por extinguirse,
facilitando la adherencia y el mejor cumplimiento del tratamiento y la rehabilitación.
Es posible que este fármaco reduzca el Craving y la euforia asociada al consumo de
bebidas alcohólicas.
La dosis recomendada es de 50 mg por día en pacientes con un deseo recurrente
por consumir alcohol, y puede elevarse a 100 mg por día (Anton, et al. 2006). El tratamiento se programa para los primeros tres a seis meses, aunque puede ser necesario
prolongarlo hasta 12; puede combinarse con otros fármacos que tengan capacidad
de modular el consumo de alcohol, como ISRS o acamprosato, aunque este último no
existe en México.
Estudios clínicos han reportado que el disulfiram parece ser superior a la naltrexona, ya que consigue una mayor reducción de recaídas; por su parte, la naltrexona
consigue una mayor reducción del craving.
Los efectos secundarios más frecuentes son náuseas y cefalea, adicionalmente
puede presentarse mareo, astenia, inquietud, insomnio o ansiedad, estos síntomas pueden aparecer durante los primeros días de tratamiento y tienden a desaparecer a los pocos días.
Baclofeno
Este es un fármaco relajante muscular y antiespasmódico utilizado principalmente
en síntomas musculares de la esclerosis múltiple, como espasmos, rigidez y dolor, así
como en otras enfermedades de la médula espinal o trastornos cerebrales. En Europa ha sido utilizado en el tratamiento de la dependencia del alcohol principalmente,
basado en su acción agonista selectiva sobre receptores GABABB ejerciendo acciones
inhibidoras directas e indirectas en las neuronas dopaminérgicas. Su uso debe ser valorado ante enfermedades del riñón, epilepsia y en personas con antecedentes de
accidentes cerebrovasculares o de trombosis.
ISRS ( Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina )
En la actualidad se tiende a considerar que los ISRS son eficaces en pacientes que
tienen sintomatología depresiva relevante y persistente tras la abstinencia y en los
que tienen antecedentes depresivos o ansiosos. En tales casos, además de controlar la
sintomatología depresiva, se tendrían un efecto positivo sobre el mantenimiento de
la abstinencia y la propensión a las recaídas, pero en ausencia de estos síntomas, los
ISRS no han mostrado eficacia suficiente.
c) Fármacos anticonvulsivantes
Los agentes anticonvulsivantes como la carbamazepina y ácido valpróico han demostrado ser eficaces en la fase de deshabituación en estudios controlados.
El Topiramato es un agente progabaérgico y antiglutamatérgico, es el anticonvulsivante con datos más sólidos sobre su eficacia en la fase de deshabituación. Este fármaco precisa una escalada de dosis al iniciar el tratamiento con
200 a 300 mg por día e incrementando la dosis cada cuatro a siete días, hasta alcanzar
dosis de 600 a 1200 mg por día.
Algunos ensayos clínicos controlados han comprobado que la naltrexona,
topiramato y ondansetrón pueden tener un efecto de reducción del craving de
alcohol.
d) Fármacos antipsicóticos o neurolépticos
Olanzapina
Un ensayo clínico controlado no encontró superioridad en la deshabituación alcohólica de olanzapina frente a placebo (Guardia, et al., 2004)
Quetiapina
Ha demostrado su efectividad en la deshabituación alcohólica de pacientes con un
inicio precoz en el consumo a dosis de 400 mg al día, sin
embargo, no superó al placebo en otro estudio a dosis de 600 mg por día en pacientes
bipolares. La quetiapina disminuye el consumo de alcohol, el
deseo por el alcohol y la intensidad de los síntomas psiquiátricos, manteniendo un
buen nivel de tolerancia sin tratamiento coadyuvante.
No se sabe con certeza cuál es la duración óptima del tratamiento con acamprosato, disulfiram y naltrexona, ya que debe ser evaluado individualmente y hay pocos
datos para apoyar su uso más allá del año de abstinencia.
Complicaciones médicas
Dentro de los inconvenientes más comunes del sistema nervioso se encuentran los
trastornos neuropsiquiátricos que a continuación se describen:
- Trastornos psicóticos: la dependencia crónica al alcohol puede dar lugar a la
aparición de trastornos psicóticos agudos o crónicos.
- Alucinosis alcohólica.
- Delirium Tremens
- Encefalopatía de Wernicke
- Psicosis de Korsakoff
- Atrofia cerebral generalizada
- Neuropatía periférica (polineuritis)
Daños en otros órganos y sistemas:
- Enfermedad hepática alcohólica
- Trastornos del páncreas
- Enfermedades del tracto gastrointestinal
- Enfermedades cardiacas, circulatorias, hematológicas, metabólicas y endocrinas
- Osteoporosis y osteopenia
- Determina el desarrollo de ciertos tipos de cáncer
- Causa de la fetopatía alcohólica en mujeres embarazadas consumidoras
- Síndrome Alcohólico Fetal
Si el consumo de alcohol se presenta a edades más tempranas, mayores serán las
capacidades psíquicas deterioradas, como:
Área afectada Manifestación clínica.
Lóbulo frontal Alteración en la planificación, la toma de decisiones, control de impulsos y memoria
Hipocampo Déficits de la memoria, especialmente para hechos y sucesos nuevos
Cerebelo Disminución del equilibrio y la coordinación motora
Puente y Médula Alteración de reflejos vitales como la respiración y el ritmo cardiaco
Comorbilidad psiquiátrica
Los trastornos psiquiátricos tienen una prevalencia mayor entre las personas que consumen alcohol de forma crónica, tales como:
- Trastornos del estado de ánimo
- Trastornos de la personalidad
- Trastornos psicóticos
- Trastornos de ansiedad
- Suicidio
Interacciones farmacológicas
El Disulfiram interacciona con varios fármacos, aumenta el efecto de las warfarinas
reduciendo el tiempo de protrombina; e inhibe el metabolismo de los antidepresivos tricíclicos, de la fenitoína y de las BZD. Esta sustancia no debería ser administrada a
pacientes que tomen antidepresivos.
El consumo de alcohol y benzodiacepinas aumentan entre 20 y 30 por ciento los
efectos sedantes.
Recomendaciones:
- Diagnosticar y tratar oportunamente el síndrome de abstinencia alcohólica.
Llevar a cabo un proceso de referencia cuando este sea requerido.
La realización del tratamiento del SAA en un contexto ambulatorio u hospitalario dependerá de
factores médicos del paciente y de su accesibilidad a recursos sociales o familiares
- El tratamiento de desintoxicación debe realizarse siempre, de manera que disminuya el sufrimiento
del paciente, evitando el desarrollo de un SAA y prevenir los graves síntomas que puedan surgir y
complicar el proceso
- Las benzodiacepinas no deben administrarse durante más de una semana debido a su potencial
adictivo
- En adultos mayores se recomiendan dosis de carga de benzodiacepinas o basado en los síntomas y
específicamente con Iorazepam
- Restringir el empleo de betabloqueadores a pacientes con enfermedad coronaria y aquellos con
hiperactividad autonómica severa que no se controla con benzodiacepinas.
- La naltrexona debe ser retirada de 48 a 72 horas antes de una intervención quirúrgica, particularmente cuando se trata de una cirugía mayor, ya que puede interferir en los efectos de los analgésicos
opioides.
- Cuando se emplea disulfiram requiere de la firma previa de consentimiento informado por parte del
paciente y el familiar responsable, debido a sus efectos adversos si se consume alcohol
- El familiar debe supervisar la toma diaria de disulfiram, para mejorar su cumplimiento terapéutico.
Poblaciones especiales
Los cuadros de alcoholismo en adultos mayores son más severos y con mayor incidencia de complicaciones, por ello las benzodiacepinas deben utilizarse con cautela para
evitar la sedación excesiva y el deterioro funcional y cognitivo.
La naltrexona está contraindicada en pacientes con diagnóstico de hepatitis aguda o insuficiencia hepática y renal, se deberán realizar pruebas hepáticas sistemáticamente. Tanto el disulfiram como la naltrexona están contraindicados en las mujeres
embarazadas o que amamantan.
Las mujeres embarazadas deben evitar el consumo de alcohol a cualquier dosis,
ya que la molécula de etanol atraviesa rápidamente la barrera placentaria y resulta
tóxico para el feto, dando origen al Síndrome Alcohólico Fetal también conocido
como “trastornos del espectro alcohólico fetal”, el cual se caracteriza por restricción
del crecimiento intrauterino, retardo mental, microcefalia, fisuras palpebrales cortas,
anormalidades cardiacas y dismorfogénesis facial característica, lo que se traduce en
un déficit del desarrollo de habilidades de aprendizaje, memoria, reacción motriz y de
lenguaje.
La farmacoterapia del alcoholismo se complementa con una intervención psicosocial, orientada hacia la prevención de recaídas para favorecer los cambios conductuales necesarios e incrementar la motivación y la adherencia al tratamiento.